"Muchas playas no han sido cerradas a los visitantes y no hay carteles de advertencia. Como consecuencia, vecinos y visitantes, ajenos a la extensión del vertido, estaban jugando en el agua con sus hijos, con riesgo de entrar en contacto con el petróleo", dijo ayer la organización en un comunicado. Greenpeace afirma que el grueso de la tarea lo llevan a cabo pescadores que "no tienen siquiera mascarillas ni saben que deben proteger la piel del contacto con el crudo". "Pedimos encarecidamente al Gobierno que envíe a personal profesional".
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